Según el autor de este artículo, las guerras con que los Estados Unidos y sus estados vasallos van destruyendo sistemáticamente los países que consideran peligrosos por estar "fuera de control" son fracasos, porque no consiguen restaurar la paz y reconstruir esos países.
Posiblemente es ingenuo suponer que el propósito del imperio sea crear aliados sumisos pero pacificados y reflotarlos a su imagen y semejanza, o tal vez convertirlos en colonias, no precisamente prósperas, pero sí "productivas".
Tal vez, abandonado ese plan A, se conformen con un plan B consistente en sembrar un caos que deje a buena parte del mundo "fuera de combate".
El problema es que con ello no pueden asegurar el resultado. El caos es impredecible, y además, en un mundo definitivamente cerrado, incontrolable. Y contagioso.
De momento, "ganan tiempo"...
Guerras “estacionarias” y sin salida
Posiblemente es ingenuo suponer que el propósito del imperio sea crear aliados sumisos pero pacificados y reflotarlos a su imagen y semejanza, o tal vez convertirlos en colonias, no precisamente prósperas, pero sí "productivas".
Tal vez, abandonado ese plan A, se conformen con un plan B consistente en sembrar un caos que deje a buena parte del mundo "fuera de combate".
El problema es que con ello no pueden asegurar el resultado. El caos es impredecible, y además, en un mundo definitivamente cerrado, incontrolable. Y contagioso.
De momento, "ganan tiempo"...
Guerras “estacionarias” y sin salida
Barómetro Internacional
La semana pasada analizábamos el estado de las guerras provocadas y
mantenidas en la actualidad por los Estados Unidos, y llegábamos a la
conclusión que el balance les iba dando resultados poco alentadores.
Vimos que en Irak, luego de la destrucción de las instituciones y la infraestructura del Estado que desarrollara el gobierno de Saddam Hussein, a diez años del primer ataque y la invasión, los sucesivos gobiernos impuestos, dependientes de los Estados Unidos no sólo no han logrado restaurar un mínimo de país, sino que no han sido capaces de contener la violencia interna que sigue estando presente.
En Afganistán, a doce años de haber derrotado militarmente al régimen talibán y haber ocupado el territorio (junto a tropas de otros países adláteres), el gobierno títere de Hamid Karsai no logra mantener ni siquiera el orden interno. Su policía entrenada por las fuerzas invasoras es constantemente atacada y muerta por los grupos rebeldes de resistencia.
Igualmente sucede para Libia, los Estados Unidos (a través de testaferros) tumbaron el gobierno de Kadaffi, destruyeron la infraestructura y las instituciones del país, y el triste Consejo Nacional de Transición que se hizo cargo de los restos no ha logrado unificar ni mantener la paz interna, y mucho menos reconstruir lo devastado.
Finalmente, en el escenario más importante de Siria, dónde el conflicto bélico lleva ya varios meses, en una supuesta “guerra civil” provocada por grupos beligerantes de variopinto origen, promovidos, financiados y armados por distintos países (Arabia Saudi, Jordania, Qatar, Turquía, Israel) que responden a los intereses de los Estados Unidos (y que también como en Libia les hacen el trabajo sucio) la situación es fluida. Decíamos que el gobierno sirio de Bashar Al-Asad parece estar derrotando militarmente a los “rebeldes”, y que eso debería llevar al fin del conflicto, sobre todo después de haberse negociado entre Rusia y los Estados Unidos la posibilidad de llamar a una conferencia de paz en Ginebra, con la presencia del gobierno sirio.
Nuestra conclusión era que si bien todo parecía indicar que la resolución de estos conflictos estaría en la retirada de los Estados Unidos (tal como hicieron en Vietnam), el problema sin embargo reside en que la política que la administración Obama lleva adelante parece ser la de una ciega huída hacia delante, sin tener en cuenta las realidades de los escenarios en juego.
Cuando se intenta el análisis de los procesos socio-políticos se descubre que -tal como sucede con la meteorología u otras áreas de conocimiento- nos hallamos en un terreno inseguro donde la previsión acertada del futuro no es consecuencia inevitable (ni mucho menos) del análisis, por mejor planteado y documentado que éste se realice. Más bien se da, como en las otras áreas mencionadas, que los tozudos hechos generalmente se desarrollan en forma diferente a los escenarios que la mejor investigación logra plantear. La razón teórica de que esto suceda así parece estar centrada en lo que se llama el grado de “complejidad” de los procesos sociales. Estos procesos constituyen sistemas “complejos y caóticos” que se caracterizan por la imposibilidad de ser predecibles en los momentos coyunturales.
La Teoría del Caos (que casualmente descubrieran los meteorólogos) explica que cuando estos sistemas se encuentran es ese estado, no podemos establecer pronósticos, ya que allí aparece lo que se ha hecho conocido como el “efecto mariposa”, dónde la mínima alteración en una variable menor es capaz de producir un cambio total de todo el sistema.
Por eso hace tiempo que intentamos realizar análisis que nos sirvan de modelo para entender las realidades, pero sin intentar dejar ningún tipo de pronóstico definido, Limitarnos a analizar escenarios posibles, con la conciencia que es probable que existan algunos otros que no estamos en condiciones visualizar ni de plantear y que pueden constituir la realidad futura.
Respecto al tema que nos ocupa, dejamos abierta la posibilidad de que, o los Estados Unidos en algún momento decidan lo de Vietnam (la retirada con el “rabo entre las patas”) o que persistan en su actitud de “huir hacia delante” y lleven las cosas en estas guerras a terrenos donde, allí sí, todo pronóstico se hace oscuro.
Sin embargo a veces parte de lo considerado en los escenarios se vuelve realidad
En el corto lapso de una semana ha sucedido que:
Vimos que en Irak, luego de la destrucción de las instituciones y la infraestructura del Estado que desarrollara el gobierno de Saddam Hussein, a diez años del primer ataque y la invasión, los sucesivos gobiernos impuestos, dependientes de los Estados Unidos no sólo no han logrado restaurar un mínimo de país, sino que no han sido capaces de contener la violencia interna que sigue estando presente.
En Afganistán, a doce años de haber derrotado militarmente al régimen talibán y haber ocupado el territorio (junto a tropas de otros países adláteres), el gobierno títere de Hamid Karsai no logra mantener ni siquiera el orden interno. Su policía entrenada por las fuerzas invasoras es constantemente atacada y muerta por los grupos rebeldes de resistencia.
Igualmente sucede para Libia, los Estados Unidos (a través de testaferros) tumbaron el gobierno de Kadaffi, destruyeron la infraestructura y las instituciones del país, y el triste Consejo Nacional de Transición que se hizo cargo de los restos no ha logrado unificar ni mantener la paz interna, y mucho menos reconstruir lo devastado.
Finalmente, en el escenario más importante de Siria, dónde el conflicto bélico lleva ya varios meses, en una supuesta “guerra civil” provocada por grupos beligerantes de variopinto origen, promovidos, financiados y armados por distintos países (Arabia Saudi, Jordania, Qatar, Turquía, Israel) que responden a los intereses de los Estados Unidos (y que también como en Libia les hacen el trabajo sucio) la situación es fluida. Decíamos que el gobierno sirio de Bashar Al-Asad parece estar derrotando militarmente a los “rebeldes”, y que eso debería llevar al fin del conflicto, sobre todo después de haberse negociado entre Rusia y los Estados Unidos la posibilidad de llamar a una conferencia de paz en Ginebra, con la presencia del gobierno sirio.
Nuestra conclusión era que si bien todo parecía indicar que la resolución de estos conflictos estaría en la retirada de los Estados Unidos (tal como hicieron en Vietnam), el problema sin embargo reside en que la política que la administración Obama lleva adelante parece ser la de una ciega huída hacia delante, sin tener en cuenta las realidades de los escenarios en juego.
Cuando se intenta el análisis de los procesos socio-políticos se descubre que -tal como sucede con la meteorología u otras áreas de conocimiento- nos hallamos en un terreno inseguro donde la previsión acertada del futuro no es consecuencia inevitable (ni mucho menos) del análisis, por mejor planteado y documentado que éste se realice. Más bien se da, como en las otras áreas mencionadas, que los tozudos hechos generalmente se desarrollan en forma diferente a los escenarios que la mejor investigación logra plantear. La razón teórica de que esto suceda así parece estar centrada en lo que se llama el grado de “complejidad” de los procesos sociales. Estos procesos constituyen sistemas “complejos y caóticos” que se caracterizan por la imposibilidad de ser predecibles en los momentos coyunturales.
La Teoría del Caos (que casualmente descubrieran los meteorólogos) explica que cuando estos sistemas se encuentran es ese estado, no podemos establecer pronósticos, ya que allí aparece lo que se ha hecho conocido como el “efecto mariposa”, dónde la mínima alteración en una variable menor es capaz de producir un cambio total de todo el sistema.
Por eso hace tiempo que intentamos realizar análisis que nos sirvan de modelo para entender las realidades, pero sin intentar dejar ningún tipo de pronóstico definido, Limitarnos a analizar escenarios posibles, con la conciencia que es probable que existan algunos otros que no estamos en condiciones visualizar ni de plantear y que pueden constituir la realidad futura.
Respecto al tema que nos ocupa, dejamos abierta la posibilidad de que, o los Estados Unidos en algún momento decidan lo de Vietnam (la retirada con el “rabo entre las patas”) o que persistan en su actitud de “huir hacia delante” y lleven las cosas en estas guerras a terrenos donde, allí sí, todo pronóstico se hace oscuro.
Sin embargo a veces parte de lo considerado en los escenarios se vuelve realidad
En el corto lapso de una semana ha sucedido que:
- Se ha incrementado notablemente la violencia interna en los países invadidos (Libia, Afganistán e Irak), con saldos cada vez mayores y más trágicos de muertos no combatientes, ya que el sistema utilizado es el del ataque terrorista (coches bomba generalmente) y allí los muertos no son solo los beligerantes, sino también la población civil.
- El Congreso Norteamericano acaba de aprobar al gobierno de Obama la
posibilidad de armar directamente a los rebeldes, lo cual significa un
mayor involucramiento del gobierno de la Casa Blanca en el conflicto
sirio y parece alejar las posibilidades de que una conferencia de paz
(en la cual se habían comprometido) llegue al fin de las hostilidades.