jueves, 13 de marzo de 2025

¡Todo patas arriba! La gran patraña (1)

El elefante Trump entra en la cacharrería y rompe de una trumpada el "orden mundial". Sus formas groseras y sus desfachatadas contradicciones no deben despistarnos: se trata de un "capitalista práctico" que se pasa por el forrillo las formas ideologizantes de los "capitalistas teóricos". No tiene que justificar nada, salvo los que considera sus intereses como comerciante, pues su único deber moral es el deber de enriquecerse.

Por eso no tiene que engañar a casi nadie (salvo a su pueblo, para que confunda sus intereses con los de su oligarquía).

Seguramente ha llegado a la conclusión de que la OTAN es un apéndice demasiado costoso, que únicamente compartirá si la pagan otros. La sed de recursos menguantes le demuestra que poco tiene que extraer de Europa (si no lo puede negociar leoninamente con algún desesperado como Zelenski), mientras en otros continentes puede obtener lo que necesite, de grado o por la fuerza.

El famoso "vínculo transatlántico" se desata rápidamente, y solo necesita a la Unión Europea si le sale barata.

Entonces, Europa debe "asumir su propia defensa", y en eso está.

Al capital europeo le da lo mismo invertir en cañones que en lechugas, pero a los ideologizados representantes políticos que creen en la "amenaza rusa" les cuesta desprenderse de los mitos de la Guerra Fría.

¿Pero es real el peligro que viene del Este? ¿Los peligrosos herederos del viejo imperio y de la desaparecida URSS tienen interés en someter al resto de Europa? Veamos.

Rusia es grande en extensión, pero no en población, que es menos de la tercera parte de la de Europa Occidental. Tiene más recursos por desarrollar en su parte asiática que lo que podría obtener aquí, luego en este caso no funciona la doctrina del "espacio vital", que sí tuvo algún sentido para la Alemania nazi.

¿Estaría dispuesta, por lo tanto, a emprender otra guerra agotadora, como lo está siendo la de Ucrania, por el simple deseo de expansión territorial? ¿No tendría muchísimos más problemas intentando controlar a poblaciones hostiles? No hay que olvidar el origen real de la guerra: tratan de evitar que una Ucrania aliada de Estados Unidos y sus satélites ponga sus misiles a cinco minutos de Moscú. Y de hecho ya están bombardeando esta capital.

Lo mejor sería llevarse bien con los vecinos orientales, bien para ellos y para nosotros, y no malgastar recursos cada vez más escasos y necesarios en carreras de armamentos.

Pero es que, además, no hay tal carrera lanzada, salvo por los magnates de la industria bélica, porque bastará una simple mirada a las inversiones mundiales en defensa para desbaratar la patraña.

Una ojeada a las estadísticas de gasto militar mundial nos debe abrir los ojos.

Distribución porcentual del gasto militar en 2023, por países












Como se ve, el mayor gasto militar, con mucha diferencia, es el norteamericano, ocho veces superior al ruso, tres veces superior al chino, más del doble que el de ambas potencias juntas. Y si consideramos la Alianza Atlántica en su conjunto, con una parte europea comparable en gasto a China, teniendo además en cuenta que a diferencia de todos los demás países, que no tienen alianzas militares comparables, resulta que el bloque militarmente compacto que dirigen los Estados Unidos gasta tanto en armas como el disperso resto del mundo.

Incluso una alianza europea occidental podría enfrentarse a China en términos de inversión en armamento, aunque a nadie se le escapa lo absurdo e irreal que sería este enfrentamiento militar. Por supuesto que, salvo en bombas atómicas, esta desvalida Europa iguala el gasto de China, que la triplica en población, y triplica el de Rusia, a la que triplica en demografía.

La suma del gasto en defensa de los países de la UE es igual al de China

















En términos relativos, el esfuerzo económico es enorme en Rusia, lo que se explica por su situación, una potencia económicamente menor rodeada de bases de la gran potencia declaradamente enemiga. Siguen Israel y Grecia, por razones parecidas, y muy de cerca los económicamente fuertes Estados Unidos. China, en cambio, dedica a armarse un porcentaje de su PIB comparable al de España.

El belicismo y el armamentismo tienen a mi modo de ver mucha más relación con un autoritarismo creciente, de cara al interior de los países, y una agresividad mayor hacia los que tienen esas riquezas agrícolas y minerales de las que apoderarse.

En este mundo multipolar, Europa se arma para recuperar en el plano militar ese papel imperialista de gran potencia cuando el "amigo americano" se dé el piro. Y coloca a los países miembros en un terrible dilema: armarse conjuntamente, a costa de cualquier programa de bienestar popular y si es necesario usando ese poder para aplastar a quien se oponga en el interior, o zafarse de ese ejército común europeo, para ser posible víctima de su poder.

Ahí está atrapada la cobarde socialdemocracia europea, que prefiere un fascismo único y cohesionado a varios fascismos de taifas. ¿Es ese el proyecto de los diversos fascismos particularistas que proliferan por doquier?

Basta por hoy, dejo aquí un artículo que deshace el equívoco ideológico con el que se nos quiere engatusar.

Afirmar, por ejemplo, que la guerra entre Ucrania y Rusia es la contradicción entre democracia y autocracia es pura ideología. Es un error seguir concibiendo y dividiendo el mundo en autocracias y democracias. En todas las democracias de los países más avanzados se ha instaurado la plutocracia. Rusia no es el enemigo principal de la Unión Europea. El mundo bipolar ha acabado. Celebremos la llegada plena del mundo multipolar.


El mundo multipolar ha llegado por fin a su plena realización

Francisco Umpiérrez 

La llegada de Trump al gobierno de EEUU ha logrado que el mundo multipolar haya llegado por fin a su plena realización. Debemos defender la concepción materialista de la historia según la cual Trump es un producto de la época y tendencias históricas actuales, y no al revés, como si el mundo de hoy con su colosal explosión de contradicciones fuera obra de Trump. Es un error monumental caricaturizar a Trump. La concepción geopolítica antigua, dominante cuando Biden era presidente de EEUU y dominante igualmente en los actuales dirigentes de la Unión Europea, de hacer de Rusia el enemigo principal, como si todavía estuviéramos en un mundo bipolar, ha pasado a mejor vida. Ese mundo ha llegado a su fin, aunque, como siempre, en lo nuevo quedan huellas de lo viejo. Europa, en sus viejas contradicciones con Rusia, ya no es el centro del mundo, ahora lo es Asia: China, India, Japón, Corea, Singapur, Taiwán, y algunos países más. El mundo, o grandes áreas del mundo, se ha vuelto más feudal y, por consiguiente, más religioso, hasta el punto que muchas naciones expresan sus intereses políticos como intereses religiosos. No hay que olvidar que la sociedad civil estadounidense también es muy religiosa. Es el consuelo de una sociedad donde la violencia, fruto en parte por la libertad que tienen los ciudadanos de portar armas, forma parte intrínseca de su vida civil. La historia no siempre, al menos en algunos ámbitos, marcha hacia adelante, en ocasiones se producen periodos de franco retroceso. Y actualmente, junto al enorme progreso tecnológico, vivimos un claro proceso de retroceso civilizatorio. En el ámbito de las ciencias naturales vamos muy bien, sin embargo, en el ámbito de las ciencias sociales, políticas e históricas vamos bastante mal.

De Marx aprendí que hay que distinguir a los burgueses prácticos, que no se cubren de ideología o expresan sus intereses de modo ideológico, de los representantes teóricos de los capitalistas, que tienden a idealizar los hechos económicos políticos y a expresar los intereses de las clases dominantes por medios ideológicos. Y esta es la diferencia fundamental entre Trump, un capitalista práctico, y los actuales mandatarios de la Unión Europea, que tienden a la ideologización o expresan las contradicciones del mundo en términos ideológicos. Afirmar, por ejemplo, que la guerra entre Ucrania y Rusia es la contradicción entre democracia y autocracia es pura ideología. Convertir uno de los muchos puntos de polarización del mundo, la existente entre Ucrania y Rusia, en la contracción fundamental del mundo es un error. EEUU no quiere ser ya el guardián del mundo, es muy costoso; y las guerras, si contamos las guerras de Irak, de Siria, de Palestina e Israel y la de Ucrania y Rusia no las gana nadie. Todas se han convertido en fuentes de destrucción y de desestabilización. Aunque así lo pretendía la ideologizada Occidente, a esos países no ha llegado la democracia occidental ni se han implantado sus valores.

Albares, ministro de asuntos exteriores de España, decía recientemente que Europa no puede seguir eternamente teorizando; yo diría ideologizando. Hay un error cuando Albares habla de Europa, debería decir la Unión Europea, puesto que hay una parte de Rusia que también es Europa. Zelenski no puede convertirse en el representante de Europa ni hablar en nombre de Europa. No forma parte de la Unión Europea ni de la OTAN. Rusia debe ser más respetada, no se puede atentar contra su dignidad, es una de las grandes potencias nucleares y ha desempeñado un papel destacado en la historia universal, en especial en la segunda guerra mundial, además de ser la nación donde se inició la historia del socialismo real. Tampoco la Unión Europea puede presentarse a la opinión pública como si solo buscara la paz y fortalecer la democracia y la libertad. En los últimos treinta años se han incorporado a la OTAN más de 15 países que antes estaban bajo la influencia de Rusia y a la UE también se han incorporado muchos de esos países. Europa no ha buscado con estas medidas la democracia y la libertad, sino debilitar económicamente a Rusia y arrinconarle militarmente. Y esta es la base, la causa principal, de la invasión de Rusia a Ucrania, no atentar contra la democracia y la libertad europeas.

En el conocimiento hay que partir siempre de lo que existe y no de las ideas, por muy bonitas y aparentemente prometedoras que sean. Debemos celebrar la paz frente a la guerra. Y la llegada de la paz a Ucrania es una buena noticia para Europa y para el mundo. La Unión Europea está pensando en un rearme nuclear, pero la promoción de ese pensamiento se debe a que hacen de Rusia el enemigo principal. Rusia no está interesada en invadir Europa, en eso se equivoca Macron, sino en salir de sus dificultades económicas y de su relativo aislamiento. La batalla del futuro, ya lo es en el presente, es la batalla tecnológica. Rusia ha sacado una lección en Ucrania: invadir un solo país es muy costoso y lograr una victoria rápida y plena es imposible. Lo que en verdad debería hacer la Unión Europea es mejorar sus relaciones económicas y de seguridad con Rusia. Para que la Unión Europea se sienta segura es necesario que Rusia se sienta segura. La Unión Europea se está viendo obligada a buscar su propia seguridad porque EEUU irá progresivamente abandonándola. Pero la búsqueda de esa seguridad no la debe hacer convirtiendo a Rusia en el enemigo principal. Tampoco podemos convertir a China en un enemigo. Vivimos en un momento álgido de crisis en todos los sentidos, incluido la aplicación tecnológica y el hecho de que el desarrollo tecnológico esté en manos privada, pero también puede ser un momento para cambiar la historia en el sentido del progreso y de la justicia social.

No debemos tampoco asustarnos con la guerra comercial que ha iniciado EEUU. Todos los países tienen derecho a proteger su industria y su futuro económico. Y los aranceles es un medio. En el periodo de la globalización se deben llegar a acuerdos entre todos los países, pero también se debe fortalecer la soberanía nacional. Es un error seguir concibiendo y dividiendo el mundo en autocracias y democracias. En todas las democracias de los países más avanzados se ha instaurado la plutocracia, en mayor o menor medida. Los monopolios son los dueños de la globalización y han producido muchos supermillonarios, que actúan como si fueran los dueños del mundo. Sin duda que en Rusia predomina en el terreno de la economía política una oligarquía. Pero eso sucede también en los países más avanzados. Una de las contradicciones principales en el mundo actual es la existente entre el reducido 1,1 % por ciento de la población, que durante los últimos dos años se ha apropiado del 40 por ciento de las rentas producida en ese periodo, y los Estados. Así que es obvio que necesitamos Estados fuertes. También en Europa. Pero para ello es necesario abandonar la concepción de que todavía vivimos en un mundo bipolar, donde Rusia es el enemigo principal, y entrar definitivamente en el mundo que hoy acepta EEUU de la mano de Trump: el mundo de la multipolaridad, el mundo de la globalidad, el mundo de la gigantesca complejidad. Se acabaron los pensamientos geopolíticos simples. Necesitamos nuevos líderes. Celebremos en suma la llegada de la paz a Europa, aunque haya sido de la mano de Trump. Y busquemos mejorar nuestras relaciones de seguridad y nuestro desarrollo económico con Rusia. Repito: Rusia no es el enemigo principal de la Unión Europea. El mundo bipolar ha acabado. Celebremos la llegada plena del mundo multipolar.

(continúa)

3 comentarios:

  1. En el presupuesto de China, la cantidad asignada a la educación es similar a la que EU destina a la "defensa".

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  2. Últimamente parece citarse con frecuencia a Joseph Conrad (Lord Jim, El corazón de las tinieblas, ...), como hace Víctor del Árbol en su novela Antes de los años terribles, en que se entrecruzan la e-inmigración, el colonialismo, la integración, ... por lo que he tenido ocasión de leer la 2ª de las novelas citadas, escrita hace siglo y cuarto, cuando las pugnas entre las potencias colonialistas acabaron por conducir a la llamada primera guerra mundial, en cuya preparación y comienzo se manifestaron las contradicciones en el seno de las fuerzas progresistas y revolucionarias, con posiciones infantilistas, chovinistas, internacionalistas, militaristas, etc., siendo determinante en la fractura de las mismas la posición adoptada en relación a los presupuestos de guerra y a ésta misma. Hoy se manifiestan también esas mismas contradicciones o parecidas, probablemente con menor relevancia en el conjunto social por el menor peso de dichas fuerzas en el hegemón político-ideológico. Lo más preocupante es la inopia en que parece transcurrir la comunicación social en cuanto al momento y el futuro que vivimos, a mi parecer muy similar a la reflejada por Conrad en un par de pasajes (pgs. 92 y 99 de la ed. electrónica Península, 2020) que transcribo a continuación:
    Uno: "... No, no me enterraron, aunque hay un periodo de tiempo que recuerdo de forma borrosa, con un asombro estremecido, como si hubiera viajado por un mundo inconcebible en el que no había esperanza ni deseos. Me hallé de nuevo en la ciudad sepulcral, [probablemente una ciudad costera belga o francesa, a la que se refiere en torno a la página 14, “… una ciudad que siempre me hace pensar en un sepulcro blanqueado…”] donde me enojaba la vista de la gente que se apresuraba por las calles para birlarse el dinero los unos a los otros, para devorar su infame comida, para engullir su cerveza insalubre y para soñar sus insignificantes y estúpidos sueños. ..."
    Y otro, con el que finaliza "El corazón...": "Marlow dejó de hablar y se sentó aparte, indistinguible y silencioso, en la postura de un Buda meditativo. Nadie se movió durante algún tiempo. “Hemos perdido el comienzo de la marea”, dijo el director de pronto. Levanté la cabeza. El estuario estaba bloqueado por un negro cúmulo de nubes, y la serena corriente que llevaba a los últimos confines de la Tierra fluía sombría bajo el cielo encapotado; parecía conducir hacia el corazón de una inmensa oscuridad."

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  3. Inopia, en efecto, cuando a tres de cada cuatro que te tropieces por la calle les parece bien armarse hasta los dientes.

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