Sabido es que las instituciones elaboradas durante la transición, junto a la ley electoral perpetrada para rellenarlas, tienen un marcado sesgo que deforma gravemente lo que se entiende por democracia. En el Senado, por ejemplo, la provincia de Madrid, con 6.578.000 habitantes, tiene la misma representación que la de Soria, que no llega a 89.000. Soria está sobrerrepresentada 74,24 veces por encima de Madrid. El voto de la mayoría se vuelve aquí irrelevante, porque el de un madrileño vale solo el 1,35 % del de un soriano.
Se suele justificar tamaña desproporción considerando que el Senado es una cámara de representación territorial, pensada como defensa de los territorios más abandonados frente a los más poblados. En la práctica, conduce a dejar fuera a una mayoría de la población que no vota a los grandes partidos, los "partidos del sistema", de cuya estructura cupular no hay duda, y en esa estructura de barones la población cuenta poco. Los disconformes, salvo gentes muy concienciadas, tienden a oscilar entre el "voto útil", el "de castigo" y la abstención.
En el Congreso de los Diputados no se llega a esos extremos de desigualdad, pese a los mecanismos que tienden a primar a los partidos más votados, pero en todo caso se hace prácticamente imposible que los partidos minoritarios tengan peso real frente a gobiernos que no los representan, favoreciendo ese "voto útil" que para muchos es "el menos malo".
Consideremos ahora otro aspecto: la relación entre la clase económica a que pertenecen los parlamentarios y la de la población así representada.
Hace pocas semanas me hice eco de una noticia que revelaba algo en lo que no se suele reparar: la comparación de los ingresos de los diputados con la de la población a la que se supone que representan.
No quiero afirmar que exista una correspondencia absoluta entre el grupo socioeconómico al que se pertenece y la defensa de sus intereses. Admito que existan personas con nobles ideales que se erijan en "tribunos de la plebe" y batallen por los intereses de los más desfavorecidos, pero mi experiencia cotidiana es que los burgueses acomodados, los que yo conozco, no suelen tener un pensamiento "de izquierdas" (mucho menos una práctica mínimamente igualitaria).
En el gráfico que sigue la frontera económica se ha trazado en 39.500 euros de ingresos anuales. Supera esa cifra el 10 % de la población. Estimada grosso modo en 45 millones, 40 millones y medio no alcanzan esa cifra. Sitúese el lector.
Pero entre los diputados la supera una amplísima mayoría de 4/5.
Como los número cantan, veamos su solfa.
Si 4.500.000 personas están representadas (en lo económico) por 280 diputados, cada uno de ellos representa a unos 16.000 habitantes, que viene a ser la población de Baeza.
Las 40.500.000 restantes las representarían 70 diputados, cada uno de los cuales se corresponde con 578.000, la población de Málaga.
La proporción es ahora 36 veces. Cada uno de esa mayoría de "pobres" pesa en el Congreso el 2,8 % del tonelaje de cada "rico".
No es un bello producto, no es un fruto perfecto... pero alguna vez esto tenía que empezar. Todo corre prisa, el tiempo se encoge como la piel de zapa. Por eso lo importante se hace urgente y lo urgente cobra importancia. Ahí va eso. Irá cambiando, se desarrollará, pero no se puede esperar más. Época rara ésta. ¿Lo habrán sido todas? Posiblemente, pero no en tan alto grado. Ahora todo es apariencia. Intentemos descubrir juntos qué hay detrás del decorado.
Un casino blindado y bien blindado.
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