En la página oficial de la Galería de los Uffizi hay un apartado dedicado a exposiciones virtuales. Una de estas exposiciones se ha dedicado a el dibujo y la pintura "de gran maestro" de Elisabetta Sirani. Nunca había oído nombrar a esta notable pintora. Ha tenido que llegar nuestro tiempo para sacar del olvido a tantas artistas desconocidas.
Nacida en 1638 y muerta prematuramente en 1665, su brillante carrera duró apenas una década. En ese tiempo dejó una producción sorprendentemente amplia: 200 pinturas, así como dibujos y diversos grabados.
La amplitud de su trabajo ha hecho pensar en una participación de ayudantes, ya que sus hermanas Barbara y Anna Maria eran también pintoras y tuvo por discípulas a más de doce mujeres, que llegaron a ejercer profesionalmente. La artista hizo demostraciones públicas en respuesta a quienes cuestionaban la autoría de sus cuadros.
Esta preciosa Galatea forma parte de la exposición.
Pocas pintoras han sido recordadas por la historia. Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun es seguramente la más conocida. Su éxito se debió a haber retratado a María Antonieta.
Había un motivo para que muchas mujeres se dedicaran a la pintura: el retrato de otras mujeres. Cuando las grandes familias europeas concertaban a distancia las bodas de sus hijas, el novio debía dar su aprobación, y exigía que le mostraran un retrato. No parecía decoroso que ella posara durante horas delante de otro hombre, y esas pintoras en general anónimas encontraban en esta ocupación su medio de vida.
Una película de Céline Sciamma galardonada en Cannes, Retrato de una mujer en llamas, relata, a través de una historia de amor prohibido entre la pintora y la retratada, este oficio de retratista especializada, una de las pocas formas de que una mujer pudiera dedicarse profesionalmente a la pintura.
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