martes, 19 de mayo de 2020

La forja de la comunidad



Esta es la cuarta "hoja de ruta" que publica en su blog Antonio Turiel. Fueron las anteriores:




Motivadas todas ellas por la búsqueda de soluciones, paliativas al menos, a la inminente caída de la producción de combustibles fósiles, que tendrá consecuencias muy graves para la actual estructura socioeconómica de nuestras sociedades. A las tres primeras hice referencia en mi entrada Tiempo corto, tiempo medio, tiempo largo. Comentaré brevemente esta.

Muestra el autor una desconfianza total a las posibilidades de respuesta del Estado ante esta emergencia de "tiempo medio"
Es completamente inútil esperar que desde las instancias estatales se pueda dar una respuesta efectiva a estos problemas. El Estado funciona bajo unas premisas de continuidad en la actividad, y no está en absoluto preparado para hacer frente a una verdadera transición de fase como la que estamos experimentando. En Física, una transición de fase sucede cuando el sistema analizado experimenta un cambio tan brusco y tan marcado que sus propiedades físicas son completamente diferentes tras la transición: es, por ejemplo, el paso de hielo a agua líquida, o de agua a vapor.  Lo que estamos viviendo no es un simple bache, primero por la crisis sanitaria y después por la económica, sino que realmente muchas cosas no podrán volver al punto de partida, ni siquiera a algo medianamente cercano.
Y más abajo propone:
Porque, sí, necesitamos constituir comunidades, para nuestro apoyo mutuo, y lo necesitamos con urgencia. Necesitamos crear comunidad para dotarnos de resiliencia en medio de los cambios profundos y terribles que se van a dar en los próximos años. Necesitamos crear cohesión y unión, y en medio de todas las dificultades tenemos que encontrar modos de supervivencia, sí, pero también modos de vida. Y tenemos que hacerlo por nosotros mismos, sin esperar a que venga nadie de fuera o "de arriba" a resolvernos este problema.
¿Cómo no estar de acuerdo? El Estado, sobre todo el realmente existente, no es capaz de afrontar estos problemas. Puede dar respuestas, mejores o peores, en las crisis de "tiempo corto". Es lo que vemos actualmente con el afrontamiento de la pandemia. Seguramente no es capaz de respuestas eficaces ante las de "tiempo largo": El retraso entre políticas actuales y efectos futuros impide al Leviatán ("mastodonte") moverse con agilidad. Hoy mismo lo hemos visto en la presentación de la "ley de medidas contra el cambio climático" y los plazos propuestos.

Sin embargo, tampoco las comunidades se pueden construir con esa "urgencia" que se exige. Ninguna de las dos instancias, que toscamente podemos relacionar con la "sociedad política" y la "sociedad civil", es la panacea que puede resolver el difícil camino a "sociedades de supervivencia".

¿Entonces?

En este tipo de crisis que yo he llamado de "tiempo medio", los dos polos de este par dialéctico son necesarios. Su interacción es vital. Si el Estado, incluso con la mejor intención, liberándose de ataduras de clase e ideología, encuentra una población pasiva, no podrá implementar cambios de envergadura. Por muy seriamente que se lo plantee. La presión popular es así imprescindible.

Pero si las únicas estructuras válidas son esas comunidades por construir, deberán articularse entre sí, so pena de construir un "caos de comunidades", tan inestable y conflictivo que colisionarán unas con otras, ante la ausencia de poderes que arbitren enfrentamientos. De la guerra entre Estados pasaríamos a la guerra entre tribus.

La Historia de las civilizaciones ha sido la trabajosa y conflictiva construcción de comunidades, en general cada vez más grandes, hasta que las ha derribado su propia insostenibilidad. Mientras no seamos capaces de deconstruir los Estados habrá que contar con su existencia. Difícil tarea, que los teóricos del socialismo planteaban para el "tiempo largo" y los del anarquismo para el "corto". En este "tiempo medio" hay que construir comunidad y desmontar Estado al mismo tiempo. Desmontar, que no es dejar caer. Conquistarlo sin dejar de crear sociedad.

La construcción de otra arquitectura global, mucho más modesta, ha de hacerse (¡y pronto!) a todos los niveles, del planetario al local.

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