viernes, 28 de noviembre de 2014

Ideologías...

Dos factores fueron determinantes para la Primera Guerra Mundial: El reparto del mundo y el miedo al movimiento social.

Lo explica en esta entrevista al historiador Jacques R. Pauwels.

El reparto del mundo era una necesidad del capital, de los capitales nacionales, para seguir creciendo. El capitalismo es la fase final de un largo ciclo de acumulación. Esta acumulación, en lo fundamental, tiene dos movimientos alternativos. Una sístole, movimiento "hacia dentro" , de intensificación, que aumenta la productividad. Cuando esto no basta, la diástole entra en acción, con una fase de expansión. "Hacia fuera". Si la expansión de unos choca con la de otros, la guerra dirime las diferencias. Todo es válido menos frenar la acumulación, que es la vida del capital.

El miedo al movimiento social tiene la misma causa. Si la intensificación tecnológica no basta, queda intensificar la explotación del trabajo ajeno. Hasta el límite de lo posible. Para el capital, ese límite es la capacidad del trabajador para resistirlo. Si esa capacidad se agota, se detiene el mecanismo acumulativo. Si para que no se detenga se fuerza el límite, el riesgo es la explosión social.

Una fiera es mucho más peligrosa cuando tiene miedo. Los policías norteamericanos que disparan a jóvenes desarmados y a niños añaden al odio racial, y no en menor medida, su miedo. Los grandes episodios represivos, como la matanza del domingo sangriento de 1905 en Rusia, o la de Tlatelolco de 1968 en México, se produjeron en un ambiente de miedo de los poderes establecidos.

Pero en los comienzos de la Gran Guerra, el miedo de clase de las burguesías imperialistas no era episódico sino estratégico. A escala global, porque la revolución podría ser mundial. Desde el punto de vista de cada imperio, era un juego en que se podía ganar o perder. Para el capital en su conjunto, como sistema mundial, la apuesta no tenía pérdidas.

Negocio redondo.

La Gran Guerra, prolongada en la nueva guerra de los treinta años hasta 1945, era la salida a la crisis de acumulación. Enfrentaba a las potencias en fase expansiva y las obligó a intentar crecer robándose entre ellas. Propició luego una etapa de grandes reconstrucciones y desarrollo militar, que relanzó de nuevo la acumulación. Drenaba además, de pasada y con un éxito muy relativo, un crecimiento demográfico que desbordaba sus necesidades.

Al tiempo, su mayor éxito fue destrozar el internacionalismo de los partidos socialistas, al alinear a los trabajadores en los bandos de sus correspondientes amos. Al final fueron los proletarios quienes se destrozaron mutuamente ad maiorem gloriam de capitalibus...

Las ideologías nacionalistas triunfaron sobre las de clase. Para el capitalismo era un problema interno de reestructuración y supervivencia. Para los trabajadores como conjunto era la aceptación de la ideología de sus amos.

Yo diría que sólo hay dos grandes áreas ideológicas: la de los que creen que el mundo, incluida la naturaleza y los demás humanos, es suyo por derecho de conquista, y la de los universalistas, que en diferentes etapas han ido extendiendo otra idea, la del bien común, a todos los seres humanos, y más recientemente a la entera vida planetaria, sobre la base de un mejor conocimiento de lo que es un ecosistema.

El ser determina fuertemente la conciencia. Para los dueños del mundo, ellos son el fin, los demás son medios. Hay tránsfugas de su Olimpo que no creen que el mundo se hiciera para ellos. ¡Qué pocos! Por desgracia, los tránsfugas en sentido contrario, que resignadamente admiten el dominio absoluto de aquellos "mejores", son legión.

El llamado darwinismo social, en una etapa de ciencia bastante incompleta pero muy pagada de sí misma, justificó la explotación del trabajo y del planeta. Sin misericordia y con la idea de estar cumpliendo un deber, un destino manifiesto. Antes lo habían justificado así muchas religiones.

De la entrevista elijo una pincelada que explica esa concepción excluyente del mundo. La ideología autocomplaciente de las élites, del modo más "inocente" destinaba a una mayoría a servir de medio a los nobles fines de los que la explotan. Ahora son menos los que defienden esto tan crudamente... en público. ¿O tal vez no? Hay un publico pazguato y un discurso para cada ocasión.

¡Ya me gustaría escuchar lo que dicen los dueños del mundo cuando no los oímos!

Esas reuniones del Club Bilderberg...




"¿Las causas de la Primera Guerra Mundial? 
El reparto del mundo y el miedo al movimiento social"

Solidaire

La guerra tenía unas causas geoestratégicas y servía a unos intereses nacionales. Pero, es cruel enviar a la muerte a millones de personas por esas razones, ¿no?
 
Jacques R. Pauwels: Sí, es cínico y particularmente cruel. Pero a principios del siglo XIX lo que prevalecía era el pensamiento social darwiniano. La elite consideraba que se encontraba en lo más alto de la escala social y que estaba compuesta por los mejores. Racionalizaban toda esta violencia y todos estos muertos: había demasiadas personas y una guerra llegaba en el momento oportuno para hacer un poco de limpieza, para aligerar un poco las clases inferiores

Es un error pensar que estos generales fueran unos sádicos. Eran personas muy normales que aplicaban lo que entonces era una idea común, es decir, que había una jerarquía entre las personas y que ellos estaban en lo más alto y quienes estaban en lo más bajo eran molestos y peligrosos, además de demasiado numerosos. La elite consideraba que tenía derecho a controlar a los demás. ¡Eso también valía para la elite belga! Porque no hay que olvidar que lo que los belgas hicieron en el Congo es mucho más grave que lo que los alemanes hicieron en Bélgica. Pero la Bélgica mártir es un hermoso tema para nuestros manuales de historia…

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