sábado, 19 de marzo de 2016

Las imposibles soluciones. Agotamiento de los factores de acumulación (I)

Continuando con lo que inicié aquíreproduzco el análisis que hace Rodolfo Crespo del primer factor enunciado.

La prioridad absoluta del capitalismo es la acumulación de capital. Quienes más acumulen serán recompensados, quienes queden atrás serán apartados. Esta ley inexorable lleva a buscar siempre el máximo beneficio. El modo más simple es la explotación del trabajo ajeno. Esto se hace dentro de cada empresa, empresa a empresa, país a país, y entre países. A escala global condujo al colonialismo y al imperialismo. Mientras hubo una frontera que extender, el centro se desarrolló a costa de la periferia en que el capitalismo no reinaba, o no lo hacía en la misma medida. Ocupado el planeta y extendido universalmente, la periferia rebota hacia el interior, como una onda que llega al borde de la vasija. Si en una parte de la periferia surgen nuevos centros, una parte del centro deviene periferia. Pero ya no hay "nuevas fronteras", y el sistema está realmente devorando partes de sí mismo.

Para un crecimiento sólo aparente en conjunto, pero muy real para los sectores más voraces. Por algún tiempo nada más.



1. El agotamiento del espacio geográfico y los sectores económicos que garantizan la incesante acumulación de capital.

El capitalismo como modo de producción, o el sistema-mundo capitalista, para emplear la definición proveniente del aparato categorial de la “perspectiva de sistemas-mundo” de Immanuel Wallerstein, es un “sistema que da prioridad a la incesante acumulación de capital” 2 ; eso no significa que no haya una predilección a la obtención de ganancias, y que ello no constituya algo imperioso (Marx decía que el objetivo supremo de la producción capitalista era la obtención de plusvalía), lo que ocurre es que la condición sine qua non para obtener de manera sostenida y exitosa la misma es que los productores tienen que conferirle prioridad a la acumulación incesante y sin parar de capital, y sólo los que no cejen en ese empeño son sostenidos por el sistema. En otras palabras, sólo aquellos sujetos económicos que privilegien la inversión constante e ilimitada de capital se verán recompensados, mientras que los que no lo hagan serán castigados, y de continuar en esa dirección finalmente terminarían en la ruina.

Pero es que a esa orientación extensiva del capitalismo que hace del crecimiento constante, ininterrumpido y sin fin de capital un imperativo categórico, en el que crecer crecer es la única manera de no perecer, se suma el hecho de que el capitalismo “…resuelve muchas de sus contradicciones, trasladándolas fuera de su propio marco y creciendo en el espacio”.

En cuanto desciende la norma mundial de las ganancias, el capitalismo coge, arranca un trozo de la zona no capitalista y lo convierte en la periferia capitalista – fuente de mano de obra barata y mercado para sus mercancías. Y así hasta el siguiente descenso serio en la norma del beneficio; de ahí el colonialismo, la expansión colonial que no transcurría paulatinamente, sino a saltos. Subrayemos: para funcionar con normalidad el capitalismo necesita la zona no capitalista, que convierte en la periferia capitalista y sin la cual tampoco puede existir – al igual que ocurría con el sistema esclavista de la Antigüedad” 3 .

Sin embargo, ¿qué le ocurre al capitalismo contemporáneo en la actualidad?. Que ha ocupado todos los sitios de la tierra, sometiéndolo todo a un intenso proceso de mercantilización acabando con los espacios necesarios para ulteriores expansiones, que por imperativo sistémico, está obligado a seguir incorporando como única alternativa de seguir existiendo.

Pero se agotan los recursos naturales, las áreas todavía no mercantilizadas, aunque susceptibles aún de ello, y las bolsas de población rural dispuestas a aceptar una oferta económica inferior por la fabricación de las producciones deslocalizadas provenientes de zonas salariales de alto poder adquisitivo 4 .

Ese proceso de ocupación total del planeta, concluido a fines del siglo XIX, mostró signos de saturación en la primera mitad del siglo XX, pero vino la segunda guerra mundial en la salvación del capital, destruyendo primero para reconstruir después, abrió entonces la etapa expansiva más grande que ha conocido el sistema capitalista hasta nuestros días, mas ésta también terminó por extinguirse hacia 1968. Aquí acudieron al rescate del capital varios factores:
- Uno, la reincorporación de China (a partir de las reformas de 1978) y Rusia junto con Europa del Este (a partir del derrumbe del socialismo en 1989/1991) nuevamente a la órbita del capitalismo, de la que se habían desgajado parcialmente 5 , brindando al capital un territorio virtualmente virgen, equivalente a un tercio de la superficie terrestre, y una población de más de mil millones de personas que “…alteró el equilibrio de poder entre trabajo y capital en los mercados, en contra del primero y favor del segundo” 6 . 
- El otro, ha sido una orgía de expansión financiera y monetaria sin precedentes, que arrancó desde los años 70 del siglo XX, sobre todo a partir del abandono por EE. UU. de sus compromisos en los acuerdos contraídos en la conferencia de Bretton Woods, proceso que con sus altas y bajas se ha mantenido constante durante más de cuatro décadas, y que aún no ha concluido, continúa, alcanzando niveles de saturación de deuda claramente insostenibles. Solo el endeudamiento creciente años tras año ha podido evitar que la maquinaria capitalista se detenga, pero eso no es eterno, el colapso es inevitable cuando esa pirámide invertida de deudas ya no sea posible continuarla, y actualmente ese gigantesco esquema ‘ponzi’ es bastante improbable que pueda seguirse ampliando aún más, está llegando al extremo, al borde del abismo. Todo eso hace que estemos delante de una economía de magia. Pero de una magia envenenada, pues aboca en breve a estallidos financieros sin precedentes” como dicen Wim Dierckxsens y Andrés Piqueras, habiendo llegado al extremo hoy que dinero equivale a deuda, o sea, habiendo tanta deuda, dinero es deuda hoy” 7 . 
- Y por último, el espejismo postrero que ha ayudado a socorrer al capital, y que tanto ha obnubilado a buena parte de la izquierda mundial, y son los llamados BRICS, también llamados de forma periodística emergentes 8 (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que se sumó posteriormente) el último gran nicho de acumulación y esperanza de salvación del capital.
Sobre este tema, por el gran poder ilusionante que ha causado entre personas de buena fe, no podemos andar con tibiezas. En primer lugar, el propio origen del acrónimo BRIC, que data de 2001, y que debe su autoría al economista Jim O'Neill, de la correduría neoyorquina de Goldman Sachs, el poderosísimo banco de inversión norteamericano, es un término cuya conceptualización es una creación de los dueños del sistema-mundo capitalista.

Ya desde el ¡2009! el querido profesor Jorge Beinstein nos alertaba del tamaño espejismo que se tejía alrededor de dicho grupo, pero sobre todo de su miembro más importante China: “Lo de la ‘superpotencia capitalista china en el siglo XXI’ [decía] no ha sido más que una intoxicación mediática que reiteró la vieja y siempre fracasada ilusión de la reconversión del subdesarrollo en desarrollo gracias a la intensificación de las transformaciones de tipo burgués. El crecimiento chino subordinado a la dinámica del capitalismo global, estrechamente dependiente de la evolución consumista del Imperio ha ingresado a su etapa de agotamiento” 9 , hoy tal aseveración si escuchamos las noticias provenientes del gigante asiático casi ni se discute.

Y en 2014, el mismo profesor argentino manifestaba lo siguiente, en un artículo que debiera ser de obligado estudio para aquella izquierda que quiera transformar el capitalismo y no simplemente reformarlo: “Por su parte potencias periféricas como Rusia y China no están en condiciones de reordenar, en el sentido burgués del término, el desorden causado por la decadencia occidental desarrollando nuevos espacios capitalistas jerarquizados en remplazo de los viejos espacios agonizantes, no son fuerzas negentrópicas del sistema sino zonas capitalistas resistentes sumergidas también ellas en la decadencia global. Intentan frenar los manotazos que contra sus intereses lanza el imperio pero al resistir, contragolpear o avanzar sobre los flancos débiles del adversario contribuyen al “desorden” general, bloquean las tentativas de recomposición del dominio occidental del mundo y de ese modo agravan la degeneración global capitalismo 10 , para finalizar con una advertencia: “la ‘apropiación periférica de la modernidad’ es un anzuelo envenenado, es la ilusión de reproducir los supuestos logros culturales de la civilización burguesa de manera independiente o enfrentando a Occidente, cuando el esclavo imita al amo o pretende regenerar a su comunidad adoptando-adaptando sus fundamentos ideológicos lo que consigue es bloquear la creatividad revolucionaria de su base social (así lo demuestra la experiencia histórica del siglo XX), cree haber encontrado el hilo de Ariadna que le permitirá salir del laberinto, se aferra al mismo y marcha triunfalmente hacia la salida... en realidad se ha aferrado a la cola del diablo quien astutamente lo deriva hacia pasadizos aún más siniestros.

Pero la modernidad ha ingresado al estado de decrepitud y la liberación de sus víctimas centrales y periféricas solo puede ser lograda por medio de la negación absoluta del capitalismo, su completa destrucción, para desde sus cenizas construir un mundo nuevo”  11 .

Para culminar sobre las vanas ilusiones que algunos cifraron en los llamados BRICS, como joven motor del capitalismo capaz de rejuvenecerlo y potenciarlo, no estarían mal aquellas palabras del lúcido periodista catalán Rafael Poch-de-Feliú, estampadas en su libro La actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación, resumen de sus años al frente de la corresponsalía del diario catalán La Vanguardia en Pekín: “en la admiración del actual desarrollismo chino hay algo muy iluso, algo que no entiende el drama de quien llega tarde a un modelo ya caduco” 12 . Con lo cual, dichos Estados, quedarían a lo sumo enmarcados en lo que sería un “capitalismo resistente”, nada más que eso.

Aunque hay que destacar que las ensoñaciones sobre los BRICS como último sostén del capitalismo contemporáneo, solo parece haber alucinado a una trasnochada y deslumbrada izquierda; la oligarquía financiera mundial, la misma que creó el término, nunca ha estado engañada de los flojos fundamentos que se esconden detrás de la supuesta fortaleza de esas economías, también conocidas como emergentes en los medios de comunicación y académicos. El Laboratorio Económico de Anticipación Política (LEAP/2020), un centro económico de pensamiento burgués con sede en París, en el artículo El fin del consumidor que conocimos durante más de 30 años del 16 de noviembre de 2009 publicado en su boletín GEAB Nº 39 planteaba:

Si el consumidor estadounidense, personificación del Sueño Americano a partir de Henry Ford, está indiscutiblemente muerto, por su parte el consumidor occidental (externo de EE.UU.) tal como fuera conocido durante los últimos treinta años ha llegado al final de la carrera. Y, sería erróneo pensar que los asiáticos y los hispanos [léase países emergentes] sustituirán a estos «animales del consumo» para que las «ganancias planetarias» continúen imperturbables…”.

Entonces el capitalismo se queda sin la fuerza motriz que lo ha expandido, sus motores propulsores se detienen, pero no sólo eso, el sistema-mundo capitalista ha crecido tanto y ha tenido tanto éxito que cada vez le resulta más difícil moverse hacia adelante. Sí como dicen los profesores Piqueras y Dierckxsens “El crecimiento capitalista está basado en la reinversión del capital excedente de cada momento [y] Para que el capitalismo funcione hay que conseguir oportunidades de reinversión rentable para una parte del excedente producido. Al menos para el 3% aproximadamente, si nos atenemos a la tasa de crecimiento medio del capitalismo histórico. (…) esto se va haciendo crecientemente difícil según aumenta exponencialmente el excedente y a la vez que se agota el espacio de expansión y los recursos. Así, si en 1950 esa expansión suponía reinvertir con esperanzas de rentabilidad unos 150.000 millones de dólares, y unos 420 millardos en 1973, encontrar oportunidades rentables de inversión global para algo más de 2 billones de dólares en la actualidad es tarea mucho más difícil. Es decir, que cuanto más se crece más difícil es seguir creciendo, especialmente cuando el crecimiento tiende a ser exponencial. Pero un capitalismo sin crecimiento es un oxímoron. Dejaría de ser capitalismo” 13 .

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Notas


 2 . Wallerstein, Immanuel. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción.

 3 . Fúrsov, Andrei. Desmontaje del capitalismo y el fin de la Época de las Pirámides. Rebelión 24 abril 2013. Disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=167278

 4 . Para una compresión didáctica de este proceso recomendamos el artículo de Immanuel Wallerstein ¿El final del camino para las fábricas deslocalizadas?. Comentario Nº 351, 15 abril 2013. Centro Fernand Braudel de la Universidad de Binghamton de New York. Disponible en el periódico mexicano La Jornada en su edición del 21 de abril 2013. Disponible en: 
http://www.jornada.unam.mx/2013/04/21/opinion/022a1mun

 5 . Al ser preguntado por Salvador López Arnal, para el sitio web por excelencia de la izquierda: Rebelión, el compañero profesor español Andrés Piqueras, respondió a la pregunta de, si él en su momento denominado socialismo real, era Socialismo o Capitalismo de Estado, o qué era realmente, con una brillantez teórica sin límites:

Ni una cosa ni la otra. Fue uno de los nombres dados al conjunto de sociedades que en el siglo XX comenzaron un proceso de desconexión con el capitalismo y de construcción de una vía socialista que se vio truncada más o menos pronto según los casos, y que quizás, como dice Erik Olin Wright, se convirtió en una suerte de “estatismo”. Recordemos que el modelo típico de transición en el siglo XX se caracterizó porque en él no había propiedad privada de los medios de producción, no existía compra-venta de la fuerza de trabajo, los productos perdieron parte de su calidad de mercancías en virtud de sus valores de uso (distribuidos o subsidiados), no había producción regida por el valor (tasa de ganancia), ni reinversión acumulativa de parte de la plusvalía social, y la acumulación estuvo en su mayor parte acotada a ciertos privilegios de consumo (nunca provenientes de la plusvalía directamente extraída a costa del trabajo ajeno). Esto muy difícilmente podría ser llamado “capitalismo”, ni de Estado ni de nada. Otra cosa es que fuera “socialismo”. Más bien se quedó como un engendro (“estatismo”) a medio camino: no desligado del todo de la ley del valor capitalista pero dotado de una economía planificada, sin propiedad privada de los medios de vida, pero sin socialización de los mismos. A la postre, la estatalización de la acumulación dio paso a un modelo de regulación burocrático”Rebelión 26 mayo 2015. Disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199293

 6 . Poch-de-Feliú, Rafael. La actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación. Editorial Crítica. Barcelona. 2009. Pág 91. Allí mismo Poch-de-Feliú afirma: “En los últimos veinte años , el mundo asistió a una gran transformación en el ámbito laboral. En los años ochenta y noventa del siglo pasado, China, India y Rusia y el bloque del Este se integraron en la economía global. En conjunto aportaron 1470 millones de nuevos obreros. Eso significa que el sistema económico dobló la fuerza de trabajo disponible, que hasta entonces era (excluyendo esos países y en el año 2000) de 1460 millones… Actualmente, muchos más trabajadores compiten por trabajar con el mismo capital”.

 7 . Wim Dierckxsens y Andrés Piqueras. ¿Qué nos depara 2016?. Rebelión 30 diciembre 2015. Disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207282.  

 8 . “el concepto de “emergencia” está impregnado de un fuerte contenido ideológico burgués, dando a entender una cierta linealidad en el desarrollo económico que permitiría avanzar a los países de carácter semicolonial a un estado de emergencia y posteriormente alcanzar el nivel de los grandes países capitalistas. Esta hipótesis olvida que desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX la existencia del imperialismo a nivel mundial impide que los países de desarrollo burgués atrasado, incluido en esto todos los países semicoloniales que constituyen hoy día los más numerosos a nivel mundial, puedan repetir el modelo de desarrollo de los primeros. El término “países emergentes” que surgió a comienzos del neoliberalismo vino a reemplazar al caído en desgracia “países en desarrollo”, que se generalizó después de la Segunda Guerra Mundial. A diferencia del concepto “países en desarrollo”, la denominación de “países emergentes” es menos abarcativa y da cuenta, en términos de la jerga financiera, del carácter más restringido del crecimiento económico dentro de los países semicoloniales y dependientes donde innumerables países son dejados de lado de los circuitos de las cadenas de valor del capital internacional, concentrándose las inversiones en algunos pocos. Una muestra del carácter mucho más desigual de la acumulación capitalista después de la crisis de 1970”. Chingo, Juan. A ocho años del comienzo de la crisis mundial. Revista Estrategia Internacional Nº 29. Enero 2016. Disponible en: 
http://www.ft-ci.org/A-ocho-anos-del-comienzo-de-la-crisis-mundial?lang=es

 9 . Beinstein, Jorge. Esta crisis es mucho más grave que la de 1929. Una conversación con Jorge Beinstein sobre la “crisis general de la civilización burguesa. Rebelión 14 abril 2009 disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83757

 10 . Beinstein, Jorge. Del fin del comienzo al comienzo del fin. Rebelión, 25 junio 2014 disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186493

 11 . Beinstein, Jorge. Del fin del comienzo al comienzo del fin. Rebelión, 25 junio 2014 disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186493

 12 . Poch-de-Feliú, Rafael. La actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación. Editorial Crítica. Barcelona. 2009. Pág 145.


 13 . Wim Dierckxsens y Andrés Piqueras. ¿Qué nos depara 2016?. Rebelión 30 diciembre 2015. Disponible en: 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207282.  
El mismo cálculo hacía Decio Machado para China, la locomotora capitalista mundial por excelencia de los últimos tiempos, lo que acaba con las esperanzas en la continuación de éste país y región como el centro más dinámico de acumulación y crecimiento de capital del sistema-mundo capitalista en su conjunto; comparando lo que necesitaba deglutir en 1998 y 2011 para sostener tasas de crecimiento del 10 %, hecho que demuestra el agotamiento estructural de la economía-mundo capitalista, el avezado intelectual ecuatoriano planteaba: “Cuanto más rico es un país, más duro es el reto de crecer y es posible que en el marco del capitalismo global, hasta haya demasiados países grandes para hacerlo. En 1998 China, para que su economía de un billón de dólares creciera en un 10%, tuvo que expandir sus actividades económicas en 100.000 millones de dólares y consumir sólo el 10% de las materias primas industriales mundiales. Ya en 2011, para que su economía de seis billones de dólares creciera igual de rápido, necesitó expandirse en 600.000 millones de dólares al año y absorber más del 30% de la producción global de materias primas. Evidentemente China ahora está sufriendo el problema de insostenibilidad en su modelo de crecimiento económico”. Machado, Decio.China: del comunismo rural al capitalismo salvaje. Rebelión, 9 septiembre 2015. Disponible en: 


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