Muchas horas pasé yo viendo el trabajo de una fragua en mi niñez ecijana. El hierro candente me fascinaba y el fuego (¡con lo que dolía quemarse!) me hacía temblar. En una carretería que había, no recuerdo bien si en la Calzada, en la calle Carreras o en la del Carmen, me impresionó ver el zunchado, con un aro de hierro al rojo vivo, de la rueda de un carro. Por entonces las llantas no eran todavía de goma.
Manolo el Herrero era un gitano, vecino nuestro. Vivía dos casas más arriba, en la calle Yepes, y allí, en el corral, tenía la fragua. Este hombre, además de poseer cierta cultura, era un verdadero artista. Además de herraduras, estribos y bocados, hacía filigranas en rejas, cerraduras y herrajes para muebles. Con una moneda de un real nos hacía un anillo, reproducción en miniatura de un reloj de pulsera. Todavía conserva mi familia un arca con cerradura y bisagras de finísima factura, firmados con sus iniciales: MV, Manolo Villasanta. Por entonces teníamos gallinas, y su madre, Anita, una mujer muy mayor, arrugada como una pasa, venía a casa para comprar un huevo, siempre uno solo, para su hijo.
Ya hace casi cuatro años que en un comentario del blog hice una breve mención de este hombre, que me inició en la lectura de los clásicos. Desde
la niñez tuve afición a la lectura. Las largas y tórridas tardes del
verano de mi pueblo las pasaba leyendo en la penumbra, entornadas las
contraventanas, tendido en las frescas losas de la biblioteca de mi
casa. Mientras mis padres dormían la siesta, yo leía el Quijote.
Tendría yo ocho o nueve años cuando leí La Ilíada, y él me prestó el libro.
Muchos gitanos de la Baja Andalucía encajan mal en la imagen convencional y estereotipada que se suele tener de este pueblo. Asentados desde hace siglos, hay entre ellos obreros del campo y artesanos de diversos oficios, más allá de las mucho más conocidas sagas del arte flamenco o el toreo.
Volviendo al cuadro del sevillano Velázquez, ¿no os parecen gitanos los trabajadores de la fragua, incluido el propio Vulcano?
Tendría yo ocho o nueve años cuando leí La Ilíada, y él me prestó el libro.
Muchos gitanos de la Baja Andalucía encajan mal en la imagen convencional y estereotipada que se suele tener de este pueblo. Asentados desde hace siglos, hay entre ellos obreros del campo y artesanos de diversos oficios, más allá de las mucho más conocidas sagas del arte flamenco o el toreo.
Volviendo al cuadro del sevillano Velázquez, ¿no os parecen gitanos los trabajadores de la fragua, incluido el propio Vulcano?
Cantes de fragua. Tío Juane de Jerez. 1994Cantan: Juan Fernández "Tío Juane", Cayetano Fernández González "Nano de Jerez" y Manuel Fernández "El Gordo", ambos hijos suyos.Espectáculo Flamenco: La Fragua del Tío JuanePrograma. Nochebuena Flamenca (1994)
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