Central nuclear en Francia (Foto: Jean Louis Zimmermann) |
Esto echa humo...
El fin de la energía nuclear en Alemania y sus consecuencias
Rafael Poch en La Vanguardia, después de desnudar los intereses económicos y de coyuntura política en presencia, termina así su artículo:
Todo esto nos devuelve a una reflexión muy básica sobre el proyecto de sociedad: la de que no hay democratización efectiva que no conjugue lo verde (es decir el respeto al medio ambiente y una política energética y un modo de vida global sostenibles) con la justicia social.
Como dice Samir Amin, “los verdes han quedado atrapados en un impasse porque no integraron la dimensión ecológica en una crítica radical del sistema socio-económico”. Ningún partido representa esa carencia mejor que el Partido Verde alemán.
Fundado en 1980 por el movimiento cívico, se convirtió, desde 1999, en algo parecido a un partido de derechas con sensibilidad ambiental que apoya el neoliberalismo social, el belicismo imperial y que mira con manifiesta desconfianza al movimiento ciudadano. (Su presidente, Cem Özdemir, dice, por ejemplo, que Wikileaks es un “peligro para la democracia”). En sólo 19 años el Partido Verde alemán ha sido integrado por el establishment, aunque en algunos aspectos sea útil.
La indignación ciudadana alemana por la marcha atrás de Merkel ha ignorado por completo los temas de recortes sociales y de belicismo en los que Alemania y Europa están metidos. En Alemania, lo antinuclear no ha sido estos meses la chispa que podría haber encendido una indignación nacional general, es decir; la de la escandalosa gestión de la crisis en Europa, la del descontento sindical por los salarios congelados desde hace más de una década y el avance de la precariedad laboral, y el antibelicista, que tienen importantes consensos en la sociedad.
En un contexto de apuesta del sistema por las renovables, el movimiento social y ciudadano sigue siendo tan necesario como siempre. La situación alemana recuerda que tal movimiento sólo será transformador y democrático, en el sentido genuino de la palabra, si se inscribe en una critica general del sistema. En definitiva: queremos las renovables para vivir de otra manera.
En cambio, Francia tal vez haya ido demasiado lejos y ahora no encuentra el camino de vuelta. Vive la vie. Carpe diem...
El último guerrero de lo nuclear en la UE
Ayer mismo lo decía Carmela Negrete en el Número 154 de Diagonal:
La crisis de Fukushima, que ha cambiado la postura de Alemania e Italia, no ha modificado los planes del Gobierno francés, firme defensor de la energía atómica.
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