Todo el cante de Levante,
todo el cante de las minas,
todo el cante...
El Rojo el Alpargatero |
El pasado 23 de marzo el programa nuestro flamenco daba noticia del disco antológico "Antonio Piñana, in memoriam" junto a una entrevista a su nieto Curro Piñana. Se recordaban los orígenes de estas formas flamencas conocidas como "cante de las minas" porque su origen se remonta al auge minero iniciado a mediados del siglo XIX, y que tanto emocionan por su bellísima expresión melódica como por sus sentidas y a veces escalofriantes letras, testimonio de vidas obreras muy duras.
El origen de estos cantes son las cuencas mineras de Jaén, Almería y el Campo de Cartagena, con centro en La Unión, donde anualmente se celebra ahora el Festival Internacional del Cante de las Minas.
Las migraciones entre este triángulo y la afluencia a ellas de trabajadores procedentes de otras zonas de Andalucía y Murcia fueron configurando estos cantes, cuya forma actual se inicia con Antonio Grau Mora, "El Rojo el Alpargatero".
"Hubo un cantaor muy conocido llamado El Rojo el Alpargatero, que vivió en la Unión (Murcia). Fue el primero que dio a conocer estos cantes, como escuela propia, a finales del siglo XIX. Se cuenta que fijó la minera y fue decisivo para la formación de los Cantes de Levante. Su hijo, Antonio Grau Dauset, heredó su arte y lo transmitió a grande cantaores como Antonio Piñana.
Aquí entroncan mis propios recuerdos, porque de El Rojo y de Antonio Piñana oí hablar a mi padre.Se cuenta que al Rojo el Apargatero le gustaba mucho ponerse por la mañana temprano en la ventana de su casa para ver la marcha de los mineros, que solían ir cantando algún cante minero cuando iban a su trabajo."
Mis padres pasaron en Cartagena el tiempo de la guerra, mucho antes de que nacieran sus hijos. Luego, en Écija y en Madrid, tuvieron amigos cartageneros. Después de la "transición" retomaron a algunos otros que volvieron del exilio... Es notable como de los tiempos malos pueden tenerse buenos recuerdos.
Mirando hacia atrás, recuerdo cómo la afición al cante me viene de mi padre, Olegario Guirado. Incluso traté de aprender de él la malagueña, pero mi voz no admite el imprescindible garganteo y suena con tristeza ovejuna. Cuando oigo malagueñas me acuerdo de él, como me recuerdan las granaínas a mi tio Gonzalo Fernández, que las cantaba sin gracia flamenca, pero con mucha gracia personal.
Los cantes de Levante y de las minas están entre mis favoritos, sin olvidar a los demás, entre los que pongo en un altar soleares y seguiriyas. Pero para qué nombrar más, si ya lo hizo Manuel Machado en este poema sobre La Lola se va a los puertos, la obra que llevó al teatro junto a su hermano, el gran Antonio.
La Lola se va a los Puertos.
La Isla se queda sola;.
Y esta Lola, ¿quién será,
que así se ausenta, dejando
la Isla de San Fernando
tan sola cuando se va...?
La Isla se queda sola;.
Y esta Lola, ¿quién será,
que así se ausenta, dejando
la Isla de San Fernando
tan sola cuando se va...?
Sevillanas,
chuflas, tientos, marianas,
tarantas, tonás, livianas...
Peteneras,
soleares, soleariyas,
polos, cañas, seguiriyas,
martinetes, carceleras...
Serranas, cartageneras.
Malagueñas, granadinas.
Todo el cante de Levante,
todo el cante de las minas,
todo el cante...
que cantó tía Salvaora,
la Trini, la Coquinera,
la Pastora...,
y el Fillo, y el Lebrijano,
y Curro Pabla, su hermano,
Proita, Moya, Ramoncillo,
Tobalo -inventor del polo-,
Silverio, Chacón, Manolo
Torres, Juanelo, Maoliyo...
chuflas, tientos, marianas,
tarantas, tonás, livianas...
Peteneras,
soleares, soleariyas,
polos, cañas, seguiriyas,
martinetes, carceleras...
Serranas, cartageneras.
Malagueñas, granadinas.
Todo el cante de Levante,
todo el cante de las minas,
todo el cante...
que cantó tía Salvaora,
la Trini, la Coquinera,
la Pastora...,
y el Fillo, y el Lebrijano,
y Curro Pabla, su hermano,
Proita, Moya, Ramoncillo,
Tobalo -inventor del polo-,
Silverio, Chacón, Manolo
Torres, Juanelo, Maoliyo...
Ni una ni uno
-cantaora o cantaor-,
llenando toda la lista,
desde Diego el Picaor
a Tomás el Papelista
(ni los vivos ni los muertos),
cantó una copla mejor
que la Lola...
Esa que se va a los Puertos
y la Isla se queda sola.
-cantaora o cantaor-,
llenando toda la lista,
desde Diego el Picaor
a Tomás el Papelista
(ni los vivos ni los muertos),
cantó una copla mejor
que la Lola...
Esa que se va a los Puertos
y la Isla se queda sola.
Además de los estilos, estos versos son un homenaje a algunos de los hitos de la historia del cante, aunque, congelados en su tiempo, ya no alcanzan a tantos maestros posteriores. El Lebrijano del que habla no es, evidentemente, Juan Peña, otro ilustre hijo de Lebrija (bueno, no viene mal recordar también al padre de nuestra gramática...).
Vuelvo al programa flamenco cuyo enlace dejé más arriba, Luego de un "prólogo guitarrístico" dedicado a la rondeña, a partir del minuto 21 comienza el diálogo con Curro Piñana, interrumpido por cantes como la minera piñanera de su abuelo, compuesta sobre la del Rojo, seguida de mineras de este último y de su hijo Antonio Grau Dauset, una cartagenera del Rojo y luego la taranta de Cartagena, terminando con la malagueña cartagenera de Antonio Piñana.
Un gran programa, que completaré con este vídeo
Y con este otro
"Y nada más, amigos, muchas gracias por habernos acompañado..."
Saludos, Juan José. Aquí dejo esta modesta aportación.
ResponderEliminar"La figura central en el nacimiento y difusión de estos cantes sería Antonio Grau Mora, alias "Rojo el Alpargatero". Nacido y criado en Callosa de Segura, provincia de Alicante, entró en contacto con el flamenco a finales de la década de 1860 en que fue destinado a Málaga durante el servicio militar. En la década siguiente seguirá ejerciendo el oficio familiar en Almería donde entraría en contacto con la variante almeriense del fandango. Por aquellos años ya se habían puesto en explotación las minas de la Sierra de Cartagena que acogerán una nutrida inmigración procedente de Almería: El taranto pasó de ser un fandango de campesinos a un cante de mineros.
En 1880, en plena eclosión del fenómeno de los cafés cantantes, el Alpargatero abandona la profesión familiar y se marcha a Málaga a ganarse la vida como cantaor profesional y en 1882 se desplazará a La Unión donde abrirá una posada y café cantante. La Taranta como cante flamenco reuniría pues influencias de esos fandangos almerienses de los que toma el nombre (acaso el patrón melódico), pero pasadas por el tamiz de la voz ya profesional del Alpargatero el cual había destacado como malagañero en los cafés cantantes malacitanos y que a buen seguro conocía e interpretaba también la Murciana o la Cartagenera primitiva".
http://flamenco003.blogspot.com.es/2013/09/fandangos.html
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Cartagenera de Antonio Chacón:
https://youtu.be/QKMmM8aRVGg
Gracias, amigo. Aportaciones muy valiosas. He de verlo todo
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